10 de junio de 2025
Psicólogos advierten que el silencio ante los conflictos puede reflejar heridas emocionales y baja autoestima

Profesionales en salud mental señalan que reprimir opiniones para esquivar enfrentamientos puede estar relacionado con inseguridad, miedo al rechazo y experiencias traumáticas no resueltas en la infancia
En el fondo, la persona tiene miedo de perder el vínculo afectivo. “Cuando tenemos sentimientos de inseguridad o una mala autoimagen, también se suele dar esta respuesta de ‘no conflicto’, por miedo a no tener la razón, equivocarse o hacer el ridículo. De esta manera, sentimos que evitar el conflicto nos protege del rechazo, nos hace no mostrarnos vulnerables”, sostuvo el psicólogo.
El profesional explicó que las personas que fueron criadas en entornos violentos o donde se respiraba agresividad, “son candidatas a poder desarrollar alta aversión al conflicto, debido al contexto en el que han crecido”, de acuerdo a la explicación del profesional.Esto se debe a que los conflictos constantes que han visto en otro tiempo, “los hacen vulnerables, inseguros, con miedo a que les hagan daño tanto físico como emocional >Si las heridas emocionales no se sanan debidamente o no son procesadas de la forma correcta, “probablemente vuelvan a activarse cada vez que la persona implicada viva un enfrentamiento. Ante esa alerta inmediata, su patrón de evitación va a hacer que mantenga el silencio para protegerse”.En consonancia, el psicólogo, escritor y docente universitario Buenaventura del Charco Olea analizó los tres motivos que llevan a las personas a no reaccionar frente a situaciones en las cuales deberían de poner límites.En este sentido, la persona que calla lo hace porque, aunque sabe que puede defenderse, considera que si lo hace abiertamente, “hay un trasfondo malvado”. El siguiente paso será someterse sin contemplaciones “al juicio moral o al de otros, por lo que opta por el silencio”.
Otro de los motivos es el hecho de “haber interiorizado la sensación de que nuestro dolor no es importante >La sensación de falta de valor proviene de situaciones de abandono, humillación y desvalorización continua. “La consecuencia es una bajísima autoestima y falta de compasión y empatía ante nuestro propio sufrimiento. SI mi dolor no importa, ¿por qué voy a pelear por él?”, reflexionó el terapeuta.
El bloqueo por traumas del pasado les impide reaccionar ante lo que pasa. “En resumen, estos perfiles, aunque no tengan un problema directo con el conflicto, si reaccionan como consecuencia de la desconexión emocional”, indicó Del Charco Olea.
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